Hoy ganamos alguna hora de sueño, ya que la ciudadela de saladino, nuestra primera parada, no abre hasta las 8.00h. Eso sí, ahí estamos los primeros esperando a que abran y poder disfrutar del lugar antes de que lleguen el resto de grupos. Dentro de la ciudadela, la construcción más impresionante es la mezquita de Muhammed Alí, también conocida como mezquita de alabastro, que fue construida a semejanza de la mezquita Sultanahmet de Estambul. Como curiosidad, en su patio puede verse un reloj entregado por el rey de Francia en agradecimiento por el obelisco de la plaza de la Concordia pero que, sin embargo, nunca funcionó. Desde el exterior de la mezquita, en lo alto de la ciudadela se puede disfrutar de una buena vista panorámica del Cairo.
A continuación nos dirigimos a conocer el barrio copto (iglesia cristiana egipcia), donde paseamos por sus calles y entramos al interior de la iglesia de San Sergio, del siglo V, en cuyo interior guarda una cripta aún más antigua en la que se dice que permaneció la Sagrada Familia durante su exilio en Egipto. Después, nos dirigimos a la sinagoga de Ben Ezra, inicialmente una iglesia copta y donde se cree que el pequeño Moisés fue encontrado en una cesta.
Nuestra siguiente parada es otro de los platos fuertes del viaje, el Museo Egipcio. La mayor parte del grupo decidimos ampliar la entrada del museo para acceder también a la sala de las momias. Nos dan unos auriculares para poder seguir las explicaciones que nuestro guía Rashedy nos va ofreciendo de las piezas principales, entre otras, la paleta de Narmer, que narra la unificación de Egipto. Una vez recorrida la planta baja subimos a la planta primera, donde nos espera el tesoro de Tutankhamon con su pieza más famosa, la máscara de oro macizo con decoraciones en lapislázuli, turquesa y coralina. Por último, nos dirigimos a la sala de las momias, donde impresiona ver el estado de conservación de las de faraones tan ilustres como Seti I, Ramsés II o Hatshetsup.
Después de unas dos horas en el museo, disfrutando de sus tesoros, nos dirigimos a comer a Al Saraya, un restaurante local situado en un barco a orillas del Nilo (la orilla contraria al Atlantis). De nuevo, la comida consiste en una selección de mezze y un plato principal a elegir entre pescado, pollo o kefta acompañados de arroz. El restaurante es normal y no destaca ni para bien ni para mal.
La última parada del día es el bazar de Khan al Khalili, donde acordamos con nuestro guía Rashedy estar durante una hora y media recorriendo sus calles en busca de algún recuerdo que llevar de vuelta a casa. El mercado cuenta con dos calles principales, de donde salen algunos callejones más pequeños. La mayoría de los productos que ofrecen son souvenirs orientados a turistas. A nosotros el tema del regateo nos daba una pereza enorme, por lo que tras dar una vuelta por los puestos, decidimos preguntar directamente por «Jordi» un puesto que, aunque algo más caro que otros, tiene precio cerrado para todos los objetos y donde nos invitan a un té mientras elegimos los imanes que nos vamos a llevar de recuerdo a casa.
Sobre las 18.00 estamos de vuelta en nuestro hotel. Esa noche no tenemos cena incluida y dudamos si salir a cenar fuera o quedarnos en nuestro hotel. Finalmente, la pereza nos vence y optamos por quedarnos con otra pareja del grupo a cenar unas pizzas (bastante buenas) al borde de la piscina en nuestro hotel y cerrar la noche compartiendo una shisha.