El primer día lo empleamos en viajar de Madrid a Aswan. Nuestro vuelo charter salía a las 14.00 y nos supuso algo más de cinco horas llegar a Aswan. Una vez en el aeropuerto de destino, nos estaba esperando ya un representante de Dunas travels, la agencia que gestiona el viaje en el propio Egipto (como apunte, desde Madrid intentamos reservar el viaje directamente con Dunas travels para quitarnos un intermediario y, por tanto tratar, de ahorrar algo, pero trabajan solo con agencias de viajes). Nos ayudaron con el trámite del visado, pasamos un par de controles de seguridad y, a continuación, nos asignaron al que sería nuestro guía durante todo el viaje: Rashedy.
Por cierto, si tenéis pensado disponer de Internet durante vuestro viaje, aprovechad a comprar la tarjeta SIM en el aeropuerto, ya que los primeros días se pasan en el crucero, con un programa de visitas muy apretado y sólo se sale del barco para visitar el templo correspondiente, con lo cual no hay oportunidad de hacerlo más adelante. Si la compráis en el aeropuerto, hay un pequeño mostrador de la compañía WE (con letras moradas), justo tras pasar el control de pasaportes y maletas. Tienen tarjetas SIM con 5 GB por 11 euros (no dan vuelta, pagarlo justo) y es necesario presentar el pasaporte en el momento de la compra. Nosotros hemos tenido Internet durante todo el viaje con esta tarjeta y, en general, nos ha funcionado muy bien y con cobertura prácticamente en todas partes.
Una vez estuvimos todo el grupo del guía Rashedy juntos (22 personas), nos subimos a un autobús que nos llevó a nuestro barco (MS TIYI). Durante el trayecto, Rashedy nos adelantó el programa del día siguiente y nos indicó los camarotes que nos habían asignado a cada uno de nosotros.
Llegamos justo para cenar y comenzar a conocer a los que serían nuestros compañeros de viaje durante los siguientes días. Agotados tras el viaje y sabiendo que que para la excursión a Abu Simbel del día siguiente había que estar listos para salir a las 2.00 am, nos fuimos directos a descansar a nuestro camarote. Nuestra habitación nos sorprendió positivamente, ya que habíamos leído que suelen ser muy pequeñas y sin apenas espacio para moverse, a nosotros nos pareció que tanto la habitación como el baño tenían un tamaño más que suficiente, además de un gran ventanal con vistas al Nilo. Eso sí, tened en cuenta que las vistas al Nilo son solo mientras el barco se encuentra navegando y no cuando se está atracado, ya que, debido al número de cruceros, se estacionan los barcos en paralelo unos con otros y las vistas son a las ventanas del barco de al lado. De hecho, os llamará la atención que para acceder a vuestro barco es posible que tengáis que atravesar varios barcos antes.